domingo, 21 de junio de 2009

Desarrollo Emocional en Niños de 0 a 3 años

Si bien es cierto que los bebes comparten patrones comunes de desarrollo desde el inicio de su vida, también es cierto que muestran personalidades distintas, lo cual refleja que existen influencias no solo innatas sino también ambientales.




Emociones
Las emociones, como la tristeza, la alegría y el temor, son reacciones subjetivas a la experiencia, las cuales se asocian con cambios fisiológicos y conductuales.




Los seres humanos normales tienen la capacidad de sentir emociones, pero las personas difieren en la frecuencia con las que experimentan una emoción particular en los tipos de eventos que pueden producirla.Una de esas funciones de las emociones es comunicar las necesidades, intenciones o deseos y dar lugar a una respuesta. Esta función comunicativa es central para el desarrollo de las relaciones sociales y de especial importancia para los bebes, quienes dependen de los adultos para satisfacer sus necesidades básicas.

Una segunda función protectora, cumplida por emociones como el temor y la sorpresa, es movilizar la acción en las emergencias.

Una tercera función de las emociones, como el interés y la excitación, es promover la exploración del ambiente, lo cual da lugar al aprendizaje que puede proteger o mantener la vida.








Primeras señales de emoción.




Esas primeras expresiones o indicios de los sentimientos de los bebes son pasos importantes en el desarrollo. Cuando los bebes quieren o necesitan algo, lloran. Cuando se sienten sociables, sonríen o ríen. Cuando sus mensajes traen una respuesta crece su sentido de conexión con otras personas. Su sentido de control sobre su mundo también aumenta cuando ven que su llanto les trae ayuda y comodidad y que sus sonrisas y risas producen a su vez sonrisas y risas en los demás.




Llanto.




El llanto es la más poderosa, y en ocasiones, la única manera en que los bebes pueden comunicar sus necesidades.
Algunas investigaciones han distinguido 4 patrones de llanto:
• El llanto de hambre: Un llanto rítmico que no siempre se asocian con hambre.

• El llanto de enojo: Una variación del llanto rítmico en el cual es exceso de aire es forzado a través de las cuerdas vocales.

• El llanto de dolor: Llanto fuerte de inicio repentino sin gemidos preliminares, seguido en ocasiones por la detención de la respiración.

• El llanto de frustración: Dos o tres sollozos prolongados sin contener la respiración



Emociones que involucran al yo.

Las emociones autoconscientes, como el bochorno, la empatía y la envidia, solo surgen después de que los niños han desarrollado la conciencia de si mismos. Esta conciencia se refiere a la comprensión cognoscitiva de que tienen una identidad reconocible, separada y diferente del resto del mundo.

La conciencia del yo parece surgir entre los 15 y los 24 meses, cuando los niños se hacen capaces de hacer representaciones mentales.

Aproximadamente a los tres años, habiendo adquirido conciencia del sí es necesario más una buena cantidad de conocimientos acerca de los estándares, reglas y metas aceptados por su sociedad.

Los niños muestran emociones auto evaluativos: orgullo, vergüenza y culpa. Ahora pueden evaluar sus propios pensamientos, planes, deseos y conducta frente a lo que se considera socialmente apropiado.



Empatía.

Se cree que la empatía (la habilidad para ponerse en el lugar de otra persona y sentir lo que esta siente, en una situación particular) surge aproximadamente durante el segundo año, y al igual que la culpa, se incrementa con la edad.

La empatía difiere de la compasión, que manifiesta pena o preocupación por las dificultades de otra persona. Tanto la empatía como la compasión tienden a ser acompañadas por la conducta prosocial, como regresar el juguete.

La empatía depende la cognición social, la habilidad para entender que otros tienen estados mentales y para valorar sus sentimientos e intenciones.



Crecimiento y desarrollo emocional.

El crecimiento del cerebro después del nacimiento tiene una conexión cercana con cambios en la vida emocional.

Al parecer, existen cuatro cambios importantes en la organización cerebral que corresponden aproximadamente con cambios en el proceso emocional.

El primero surge durante los primeros tres meses cuando la diferenciación de las emociones básicas comienza a medida que la corteza cerebral se hace funcional.

El segundo cambio ocurre alrededor de los nueve o diez meses, cuando los lóbulos frontales comienzan a interactuar con el sistema límbico, asiento de las reacciones emocionales. Al mismo tiempo las estructuras límbicas como el hipocampo se hacen más grandes y más parecidas a las del adulto. Las conexiones entre la corteza frontal, el hipotálamo y el sistema límbico, los cuales procesan la información sensorial, pueden facilitar la relación entre las esferas cognoscitiva y emocional. A medida que esas conexiones se tornan más densas y elaboradas, el bebé puede experimentar e interpretar emociones al mismo tiempo.

El tercer cambio tiene lugar durante el segundo año, cuando los infantes desarrollan conciencia del sí, emociones autoconscientes y una mayor capacidad para regular sus propias emociones y actividades. Esos cambios, los cuales coinciden con una mayor movilidad física y conducta exploratoria, pueden estar relacionados con la mielinización de los lóbulos frontales.

El cuarto cambio ocurre alrededor de los tres años, cuando los cambios hormonales en el sistema nervioso autónomo coinciden con el surgimiento de las emociones evaluativas.




Temperamento.

El temperamento definido en ocasiones como la forma característica, basada en la biología, en que una persona aborda y reacciona ante la gente y las situaciones es el como de la conducta: no es que hace la gente si no como lo hace.

El temperamento se desarrolla a medida que aparecen las emociones y capacidades auto regulatorias y puede cambiar en respuesta a las actitudes y el tratamiento de los padres.
Muchos niños cambiaron su estilo temperamental, sobre todo durante los primeros meses, al parecer en una reacción a experiencias especiales o al manejo de los padres.


Desarrollo de la confianza.

La primera etapa del desarrollo psicosocial que Érick Erickson identificó, es la de confianza básica frente a la desconfianza básica. Esta etapa comienza al nacer y continúa aproximadamente hasta los 12 o 18 meses. En esos primeros meses, los bebés desarrollan un sentido de confianza con las personas y los objetos de su mundo. Necesitan desarrollar un equilibrio entre la confianza (lo que permite formar relaciones íntimas) y la desconfianza (lo que les capacita para defenderse).

Si la confianza predomina, como debería, los niños desarrollan la virtud de la esperanza: la creencia que pueden satisfacer sus necesidades y cumplir sus deseos. Si lo que predomina es la desconfianza, los niños verán al mundo como un lugar hostil e impredecible y tendrán problemas para formar relaciones.

El elemento crucial en el desarrollo de la confianza es el cuidado sensible, afectuoso y consistente.



Desarrollo de los Apegos.

El apego es un vínculo emocional reciproco y duradero entre un bebé y el cuidador, cada uno de los cuales contribuye a la calidad de la relación.

Los apegos tienen valor adaptativo para los bebés, asegurando que sus necesidades psicológicas y físicas sean satisfechas.

Se han encontrado tres patrones principales de apego:

• Seguro: lloran o protestan cuando la madre se ausenta y saludan con alegría cuando regresa.

• Evasivo: rara vez lloran cuando la madre se ausenta y la evitan a su regreso.

• Ambivalente: se muestran ansiosos incluso antes de que la madre se ausente y se molestan mucho cuando ella sale al mismo tiempo que se resisten a este pateando o retorciéndose.Estos tres patrones de apegos son universales en todas las culturas en las
que han sido estudiadas.

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